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Si de veras me obedecen, siempre habrá en Judá un rey de la familia de David. Sus ejércitos entrarán y saldrán por los portones de la ciudad, acompañados por el pueblo y sus gobernantes. De lo contrario, les aseguro que este palacio será totalmente destruido”.

»Yo, el Dios de Israel, les digo a los que están en el palacio de Judá:

“Ustedes son para mí
tan especiales como el monte Galaad
y como las altas montañas del Líbano.
Pero voy a convertirlos en un desierto,
en una ciudad deshabitada.

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